Mis amigas Maggy y Zoey y su humana, Ann de Florida me enviaron esta noticia de los desafortunados desenlaces de los gatos de Kim Murphy, ambos calleron en el balcón de la casa. A uno lo atropelló un bus, y el otro sobrevivió a estar en una secadora de ropa, pero murió más tarde. Pero su último gato, Bess sobrevivió nueve semanas...en el asiento de la sala de estar.

Esto es lo que dice la noticia que me enviaron Maggy y Zoey:

Bess desapareció el 28 de Setiembre
Teníamos una parrillada esa noche, con mucha música, niños y comida. A la mañana siguiente, no pudimos encontrar a Bess, temiamos lo peor.
…Hicimos posters y los pusimos en el barrio. Llmabamos a las puertas, Caminabamos llamandola, posimos juguetes en el jardín para que reconociera olores familiares, pero nada funcionó.
Eventualmente, hasta los niños admitieron que no vendría a casa.
El 30 de noviembre … tuvimos otra fiesta. Hicimos tacos de pollo; hicimos una fogata y fumamos debajo de las estrellas. Después me quedé en la cocina lavando platos mientras mi amigo Kris y su hija, Sophie, hablaban en la sala de estar.
Había algo en la voz de Kris cuando me llamó. “Que pasa?” Pregunte.
“Kim,” ella dijo otra vez. “Ven aquí.”
Caminé lentamente en la sala de estar. Luego lo escuché: un leve, debil, y persistente “miau” viniendo desde el asiento.
Una pequeña parte de mí celebró antes de llegar a la sala. La otra parte de mí se derritió en terror. Habían sido casi 9 semanas desde que Bess desaparecío, probablemente buscando cosas por el sillon mientras nadie lo veía. 9 semanas en esa "caja", sin comida y sin agua, y si mucho aire. Que quedó ahí? Porqué estaba maullando?
Lleve a Bess a la cocina y cogí la jeringa del pavo, la llené de agua y se la dí, no tuve respuesta, excepto por un leve maullido que se escuchaba por minutos.
Llame a mi hermano, un veterinario de Bremerton.
Como una malvada criaturita, mordió todo lo que pudo, incluso mi dedo.
En los ultimos pocos días, visitabas a Bess todas las tardes. Estaba ciega.  Ella continuaba a sufrir lo que el doctor llamaba ”eventos neurologicos"
Pero al final, lentamente se mejoró. Despues de 4 días, cuando los gastos en el veterinario eran de $3,000, la trajimos a casa.
Bueno, quiero que piensen un rato, esta persona definitivamente no fue buena con sus gatos, tanto que se le ha prohibido adoptar otro, pero tenía un poco de sentido común para saber que un gato asustado va a un escondite donde nadie lo encuentre como un sillón? Son esventos desafortunados del destino o alguien que simplemente necesita aprender a cuidar sus mascotas?

Noticia de: Los Angeles Times, escrita por Kim Murphy